Transporte necesita certidumbres sobre costes en flotas sostenibles

Uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta el despliegue de flotas de transporte de mercancías por carretera más sostenibles tiene que ver con el elevado coste total de adquisición que presentan estos vehículos frente a las unidades con motor de combustión tradicional.

Aparte de las limitaciones por el despliegue de infraestructura y por sus prestaciones, la inversión a realizar es una de las circunstancias que más preocupan a los transportistas. Sin embargo, las opciones de mercado siguen llegando y la evolución tecnológica permite atisbar que camiones menos contaminantes pueden convertirse en una opción a considerar en un futuro a medio plazo.

Según un reciente informe dado a conocer esta misma semana por el International Transport Forum, señala que los vehículos industriales de cero emisiones serán competitivos por coste antes de 2040 en todos los segmentos de actividad, desde los que usan para el reparto urbano hasta los vehículos de 40 toneladas.

Aun así, existen diferencias por segmentos vehiculares, toda vez que los más pequeños, con servicios diarios intensos y la posibilidad de recargarse a diario, podrán ser competitivos por coste este mismo año con relación a sus equivalentes diésel.

Al tiempo, los vehículos más grandes que se emplean en distancias mayores no serán competitivos en coste total de adquisición frente a sus equivalentes de gasóleo hasta 2037 si no se establecen políticas de ayuda.

A su vez, el análisis también apunta a la falta de competitividad que tienen actualmente los vehículos de hidrógeno, que los deja únicamente aptos por coste para ciertos tipos específicos de servicios, por lo que afirma que se tienen que generar economías de escala en la producción de estas unidades para que puedan ser efectivamente adaptadas en el mercado.

Finalmente, el estudio asegura que las políticas públicas son esenciales para que las empresas adopten vehículos de cero emisiones que deben articularse a través de medidas como subvenciones para su adquisición, tasas por emisiones de carbono o préstamos a bajo interés.

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