8M: ¿Por qué deberían trabajar las mujeres en logística?

 

Desgraciadamente, el debate sobre la discriminación de la mujer en el mundo laboral sigue muy vigente en la sociedad y afecta a todos sectores económicos y niveles de responsabilidad, si bien es cierto que en determinados campos, como el de la logística y el transporte, las diferencias de representación entre hombres y mujeres son tan notables que pulverizan cualquier estadística que pudiera apuntar hacia una tendencia de mejora.

Si en el conjunto de la economía europea el 54% de los trabajadores son hombres frente al 46% que son mujeres, en el sector de la logística y el transporte, que da empleo a unos 11 millones de trabajadores en Europa, nos encontramos con una profunda sima: la mujer tan solo ocupa el 22% de los puestos de trabajo, mientras que el 78% restante está copado por los hombres.

Es cierto que tradicionalmente se ha relacionado el sector de la logística con el trabajo físico, y en consecuencia se ha considerado un trabajo de hombres. De hecho, si se realiza el cruce de los puestos de trabajo con el género de los empleados, se aprecia que es mayoritaria la presencia de los varones en actividades como la de conductor de máquinas o técnico de almacenamiento, que implican un considerable trabajo físico.

Por su parte, las mujeres han asumido predominantemente trabajos relacionados con los servicios y las tareas administrativas, especialmente los más orientados a la gestión de operaciones y la atención al cliente.

Sin embargo, la introducción de las nuevas tecnologías dentro del sector, ya sea en la gestión de los procesos o en el propio movimiento de las mercancías dentro de los espacios de almacenamiento, donde se ha dado pasa a la automatización y la robótica, debería reducir las barreras de entrada de las mujeres a esta actividad económica. Máxime cuando el sector de la logística y el transporte está llamado a ser uno de los principales polos generadores de empleo en los próximos años, habida cuenta del extraordinario desarrollo que están adquiriendo en el mundo las ventas online.

¿Deberían entonces perder las mujeres ésta oportunidad de inserción y desarrollo profesional? Es indudable que no. Pero la solución debería pasar, además de por el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías, que permite a hombres y mujeres acceder en pie de igualdad a los empleos en el sector, por impulsar todavía más en las empresas los valores relacionados con la igualdad de género.

Y ésta ya es tarea de las cúpulas y cuadros directivos. Aspectos como la introducción de modelos de trabajo flexible, reciclaje profesional o medidas para evitar la pérdida de antigüedad o estatus, pueden constituir soluciones adecuadas no sólo para atender situaciones relacionadas con la conciliación laboral y familiar, sino para transmitir además a las mujeres el mensaje de que existe una posibilidad cierta de permanencia y desarrollo profesional dentro del sector.

De igual modo, el sistema formativo podría ayudar a visibilizar el sector logístico como un campo de oportunidad para las mujeres, mediante la promoción de enseñanzas que tienen una especial incidencia dentro del sector logístico, como puede ocurrir con los estudios de ingeniería o aquellos otros que se relacionan con la tecnología o la I+D.

Diversos estudios científicos han demostrado que la diversidad de género en la mano de obra no solo fomenta la colaboración, el entendimiento y la tolerancia, sino que impulsa la competitividad, la productividad y la responsabilidad social de las empresas. Por tanto, consolidar esa transformación pasa por alcanzar tasas de empleo más igualitarias entre hombre y mujeres. Se trata de un objetivo deseable para cualquier empresa, con independencia del sector en que se inscriba su actividad, pero si cabe más imperioso para el sector logístico, donde esa brecha entre la presencia de hombres y mujeres es abismal y, hoy por hoy, injustificada.

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Anna Mateu Directora de calidad en iContainers.  Columna publicada en El Economista

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