Patricio Álvarez del proyecto Macrofacultad y la importancia del trabajo mancomunado entra las universidades y la industria

Durante años la industria se dejó llevar por el conocimiento adquirido en la práctica, pero la macroeconomía y el uso de nuevas tecnologías ha llevado a las empresas a ejecutar soluciones globales y buscar en la academia, en las universidades, aliados estratégicos, tanto en sus aulas, en los docentes y laboratorios universitarios, que han abierto sus puertas a esta nueva forma de trabajo.

Patricio Álvarez, ingeniero civil, director del departamento de ingeniería civil y ambiental de la Universidad del Bío Bío y coordinador del nodo de innovación y transferencia del proyecto Macrofacultad, destacó que esta iniciativa Corfo que busca transformar los procesos de formación de ingenieros en diferentes universidades del país, de tal forma de hacerse cargo de los requerimientos del perfil de ingenieros que van a estar activos el 2030.

“Eso significa activar los procesos de formación en distintas líneas, en particular el proyecto de ingeniería 2030 tiene dos líneas principales: Una, la línea de formación; y otra, de innovación y transferencia”, destacó Álvarez, agregando que “en el caso de la línea de formación, lo que hacemos es intervenir  el currículum de formación de ingeniería, de tal forma de generar varios productos, el primero de ellos es instalar las competencias y capacidades de nuestros ingenieros para que sean acordes y coherentes con las necesidades del año 2030.

“Además de eso, intentamos potenciar el quehacer de la facultad de ingeniería sumando las capacidades que están instaladas en distintos territorios. En particular nuestro consorcio, Macrofacultad, considera tres universidades públicas estatales: la Universidad de la Frontera, en Temuco; la Universidad del Bío Bío, en la región del Bío Bío; y la Universidad de Talca, en la región del Maule”, señaló a MasContainer.

El coordinador del proyecto Macrofacultad precisó que “lo que nosotros hemos hecho, es poner nuestras propuestas de formación sobre la mesa de tal forma de homologarlas y facilitar la movilidad de nuestros estudiantes entre distintas facultades. La idea en general es aprovechar las capacidades que tiene el territorio para ponerlas al servicio de la formación de los ingenieros, independiente de la universidad a la que pertenezca”.

“De alguna forma, lo que estamos buscando es que un ingeniero que se formó en los primeros cinco años en la Universidad de Talca, pueda –eventualmente- en su última etapa cuando ya tiene definida su espacialidad, ir a buscar competencias o capacidades que están en la Universidad del Bío Bío o en la Universidad de la Frontera”, señaló, agregando que “es un esfuerzo grande, porque requiere poner las institucionales de tres universidades, que si bien comparten un mismo origen, tienen distintos funcionamientos”.

Innovación y transferencia

Patricio Álvarez, sostuvo que la “la línea de innovación y transferencia busca hacerse cargo de las brechas que existen entre el quehacer académico y las necesidades del sector productivo. Lo que queremos es que las capacidades que están instaladas en las universidades, todos nuestros laboratorios y el talento de nuestros investigadores, ponerlos al servicio de los problemas que hoy día limitan la competitividad de distintas industrias”.

“Es así como hemos identificado en la macro zona sur de Chile, distintas industrias que son características y tienen un gran potencial de competitividad no solo en Chile, sino también en el extranjero. De esta forma hemos impulsado distintos proyectos que buscan atender lo que para la industria son problemas, transformarlos en oportunidades, que el día de mañana no solo pueden ser la solución para esa empresa, sino que incluso pueden transformarse en industria de base tecnológica que tengan proyección a nivel Latinoamericano y, por qué no decirlo, a nivel mundial”, destacó el ingeniero.

Durante el 2017 y 2018 este consorcio de universidades hizo un estudio para definir las características de un centro de investigación para ponerlo al servicio de la logística. “Actualmente entre cinco universidades, siendo tres de ellas parte de nuestra macro facultad, operamos centro de extensionismo, que también es una iniciativa Corfo, focalizado al tema logístico. El objetivo de Cetlog, que es el nombre de este centro de extensionismo, es poner herramientas tecnológicas que no están alcance de las pequeñas y medianas industrias, fundamentalmente por un tema de costos. Lo que hacemos es visitarlos de forma permanente, para ello contamos con un staff de seis ingenieros, contamos con un gerente que los gestiona, van a la industria con un set de herramientas que fueron desarrolladas en la universidad, se las entregamos a la industria para que haga mejor lo que ya venía haciendo”, señaló a MasContainer.

“Dentro de nuestra caja de herramientas no tenemos la solución, lo que hacemos es ir a los laboratorios y utilizando a nuestros académicos y estudiantes, desarrollamos propuestas de solución para esas iniciativas”.

“Lo que estamos haciendo con el proyecto Macro facultad es hacernos cargo de los desafíos que nos impone el territorio, desde la vocación de la universidad que es generar mejores condiciones de vida para el territorio, pero estamos haciendo énfasis en que ese territorio sea muy cercano de la reja de la universidad, queremos impactar de forma positiva en la calidad de vida de nuestros ciudadanos por la vida de mejorar los proceso productivos que finalmente son los que dan empleo, entendemos que más empleos es mejor calidad de vida para nuestros compatriotas”.

Álvarez destacó que “los ejemplos más patentes que tenemos están asociados al quehacer del Cetlog, por mencionar uno, una cuestión típica sobre todo en las ciudades que no tienen el tamaño de Santiago, Valparaíso o Concepción, es para los transportistas estimar la tarifa, cuánto cobrar. Uno observa que la industria del transporte de carga es altamente atomizada, generalmente detrás de un camión hay una familia, y muchas veces no están los elementos técnicos para poder evaluar un precio en condiciones de competitividad. Muchas de estas compañías enfrentan problemas financieros significativos porque cobran menos de lo que debieran para ser competitivos”.

“En Cetlog estudiamos el negocio del transporte, los elementos de costo relevantes y definimos y software que recibe de input las características de la carga, la distancia a transportar y lo que entrega por resultado, es conociendo muy bien cómo funciona un camión, es cuánto el valor mínimo que se debiese cobrar para, al final del día, pagar tu costo de operación y pagar aquella parte del costo fijo que también está asociado a la tarifa”, destacó, agregando que “ha sido un producto bastante exitoso, porque para alguien que usualmente estimaba, por lo general en base a la experiencia una tarifa, entregarle una herramienta que le entrega al menos una referencia de cuánto debiese cobrar, atendiendo a su forma de operar, por supuesto que es una diferencia”.

Patricio Álvarez, destacó que “cuando partimos con este proyecto, la primera pregunta que nos hicimos es cómo hacemos contacto con la demanda. En Chile, por temas culturales, por repetir paradigmas de operación, la industria no está necesariamente al lado o cerca de la academia, así es que esos caminos, esos canales no estaban tan expeditos como hubiésemos querido, eso nos obligó a implementar distintas estrategias para acercarnos a la demanda, a esas empresas, a esas compañías que están en el sector productivo.

“Nosotros hemos implementado dos perfiles nuevos de profesionales: un perfil que le llamamos extensionista, que es un individuo que conoce muy bien las capacidades que están instaladas en la universidad, pero por otro, conoce muy bien a la industria. Ese individuo conoce el mercado y conoce qué puede ofrecer, comprometer. Lo que hace es permanentemente visita a  la industria y en aquellos problemas que representan oportunidades, vuelve a la universidad y dentro de la universidad nosotros identificamos a los actores que pueden proponer soluciones a ese problema”, precisó el coordinador del proyecto Macrofacultad.

“De la misma forma, en un nivel más alto, cuando se trata de empresas más complejas o un poco más grandes, creamos la figura dl vinculador, que es exactamente lo mismo, la diferencia está en que los problemas que identifica generalmente son de más largo aliento y requieren una inversión más importante de recursos para poder llegar a construir propuestas que le den servicios as la industria”, señaló Álvarez a MasContainer.