Latinoamérica se aferra a no sucumbir ante el cambio climático

A modo de estadística, actualmente la vida del 55% de la población mundial transcurre en centros urbanos, y además existen 36 ciudades con más de 10 millones de habitantes. Para poner estas cifras en contexto, en el esplendor del Gran Imperio Romano, su entonces capital tenía poco más de un millón de habitantes.

En América Latina y el Caribe, la mayoría es todavía más abrumadora, y aquellos que eligen vivir en la ciudad representan al 80% de la población, convirtiéndola en la segunda región más urbanizada, ligeramente por detrás de Norteamérica. Este proceso de urbanización, que es reciente y aún creciente, ha generado grandes problemas, como los asentamientos informales o la creación de más pobreza.

Esto deja una realidad incuestionable: cualquier solución a los grandes retos de la humanidad pasa inevitablemente por las ciudades. Por eso, para combatir el cambio climático, cuyas consecuencias serán más drásticas en regiones en desarrollo como América Latina y el Caribe, las ciudades deberán tomar medidas urgentes de adaptación y mitigación, y promover la conservación y uso sostenible de la biodiversidad en la planificación y el ordenamiento urbanos.

Esto significa, según explican en Portafolio Colombia convertir a las ciudades en espacios que conviven de manera armónica con la naturaleza, por ejemplo a través de parques, jardines, infraestructuras resilientes y amigables con el medioambiente, bosques urbanos, sistemas de transporte limpio, entre otras actividades que contribuyan a integrar los recursos naturales y a promover una actividad socioeconómica baja en emisiones de gases contaminantes. El valor adicional de estas inversiones es que mejoran de manera sustancial la calidad de vida de los ciudadanos.

“El cambio climático y la contaminación ambiental constituyen fenómenos que condicionan las agendas de nuestras ciudades. Es necesario que los gobiernos locales contemplen e integren el cuidado de la biodiversidad, el desarrollo de las infraestructuras y el crecimiento urbano en general, en sus planes de desarrollo urbanístico y la legislación que de ellos debería desprenderse”, dice Pablo López, coordinador de la iniciativa Ciudades con Futuro de CAF.

Según López, se empieza a formar un consenso creciente entre los alcaldes latinoamericanos para establecer un modelo de crecimiento urbano en armonía con el cuidado de la biodiversidad y el medioambiente en general.  Muestra de ello es la declaración que recientemente firmaron los alcaldes de ocho ciudades de la región para promover un nuevo concepto de adaptación de las ciudades al cambio climático: el de Biodiverciudades. Las ciudades que suscribieron esta declaración fueron:

  • Barranquilla (Colombia)
  • Córdoba (Argentina)
  • Lima (Perú)
  • Luján(Argentina)
  • Maldonado (Uruguay)
  • Niterói (Brasil)
  • Timbiquí (Colombia)
  • Ushuaia (Argentina).

En definitiva, este es un llamado a la acción a través del ejemplo latinoamericano para que el resto del mundo se una y decida dar ese paso que sí se está dando en la región.

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