Las empresas españolas y los dramas económicos latinoamericanos…

América Latina fue el sueño de las empresas españolas. La tierra prometida. Tras salir en desbandada a partir de los años noventa hacia países como Chile, Argentina y México en busca de nuevos mercados, las corporaciones españolas se hicieron fuertes al otro lado del Atlántico, donde se convirtieron en multinacionales.

“Las cifras han ido decayendo y hemos pasado de destinar en promedio del orden de 10.000 millones de euros anuales a unos 5.000 millones a la región”. Alfredo Arahuetes, profesor de Economía Internacional de ICADE.

Se trata de una experiencia que las empresas de España utilizaron con los albores del siglo XXI para expandirse por todo el mundo y transformarse en multinacionales globales, no obstante, hoy se sacan cuenta y se analizan las inversiones teniendo en cuenta los momentos de incertidumbre que viven la mayoría de nuestros países. Revisa la nota de la periodista Carmen Sánchez Silva de El País y que reproducimos en MasContainer.

Un trampolín económico

 Latinoamérica fue el trampolín que nos permitió abordar un proceso de internacionalización que nos ha conducido hasta lo que tenemos hoy: presencia en los cinco continentes”, reconoce Aristóbulo Bausela, consejero delegado de Mapfre para la región. La expansión geográfica les sirvió en los momentos más duros para compensar la casi nula actividad doméstica durante la Gran Recesión.

Con el paso de los años, la inversión española en América Latina ha adquirido unas cifras multimillonarias. Es la segunda más importante del mundo tras la de Estados Unidos. Entre 1993 y 2015 la inversión bruta acumulada por las empresas españolas allí superó los 207.000 millones de euros (el equivalente al 20% del PIB nacional).

Pero desde entonces, “las cifras han ido decayendo y hemos pasado de destinar en promedio del orden de 10.000 millones de euros anuales a unos 5.000 millones a la región”, sostiene Alfredo Arahuetes, profesor de Economía Internacional de ICADE. “La inversión lleva tres años deteriorándose y no parece que la tendencia vaya a cambiar en 2019”, aprecia Ramón Casilda, profesor del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos (IELAT) de la Universidad de Alcalá de Henares.

El panorama mundial, que dibuja una economía renqueante, plagada de incertidumbres y volatilidad como consecuencia de la guerra comercial entre Estados Unidos y China o del Brexit, se está cebando con Latinoamérica, que no está exenta de problemas propios, como puedan ser la crisis argentina, que acaba de pedir renegociar su deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), el caos de Venezuela, o los motores brasileño y mexicano, que acaban de esquivar la recesión. Asistimos a una desaceleración mundial muy fuerte.

Ante esta tesitura, las empresas españolas presentes al otro lado del Atlántico van a sufrir, opina Casilda. “Sus rendimientos están bajando y los tipos de cambio las están penalizando mucho”, añade. “Si la economía no crece, naturalmente, las empresas ganarán menos”, coincide Arahuetes.

Cuando el comercio cae, los tipos de interés se hunden y la inflación no sube, la inversión se deteriora”, explica Arahuetes. Y se revisan a la baja todas las proyecciones de generación de riqueza. Latinoamérica es el territorio que sale peor parado en esta rebaja generalizada de las previsiones. El FMI le ha restado 0,8 puntos de crecimiento para 2019 entre los meses de abril y julio, en la segunda corrección del año. Y eso supone anticipar un aumento del PIB de solo el 0,6% en América Latina y el Caribe, frente al crecimiento del 1% de 2018.

Tras obtener 81.000 millones de euros de beneficios en la región cuando la crisis mundial azotó su negocio doméstico entre 2007 y 2012, ahora deben estudiar sus inversiones en cada país, pues todos son distintos y están encadenados a la economía mundial de forma diferente; sopesar los nuevos escenarios internacionales y replantearse su inversión en la zona, asegura el profesor del IELAT y coautor del libro Inversiones españolas en Latinoamérica (La Ley).

Venezuela y Argentina puntos negros

Venezuela y especialmente Argentina son los puntos negros del continente americano para las multinacionales españolas. Véase el caso de Repsol con YPF a propósito de Vaca Muerta, donde ahora están invirtiendo los estadounidenses. Muchas de ellas han tirado la toalla, pero otras aguantan los riesgos políticos y económicos. Las más expuestas a Argentina son Prosegur, Duro Felguera y Dia, además de Telefónica, BBVA y Mapfre.

Pendientes de las próximas elecciones y el probable retorno del peronismo con Alberto Fernández al país, las compañías españolas tienen claro que la inestabilidad política es uno de sus mayores riesgos en toda América Latina. “Los riesgos políticos y de tipo de cambio son los más importantes en la región, por lo que tienes que pedir mayor rentabilidad a estos mercados”, asegura Ángel García Altozano.