Informe de riesgos globales 2022: Desigualdad, pandemia y recuperación económica son preocupantes

OCDE prevé que el PIB mundial caerá un 4,2% y el de la Eurozona un 7,5% en 2020.

Al comenzar el año 2022, el COVID-19 y sus consecuencias económicas y sociales siguen siendo una amenaza crítica para el mundo. La desigualdad en la vacunación y la consiguiente recuperación económica desigual corren el riesgo de agravar las fracturas sociales y las tensiones geopolíticas, señala el  Informe de Riesgos Globales 2022, elaborado por el Foro Económico Mundial.

Según señala el texto en los 52 países más pobres -donde vive el 20% de la población mundial- sólo el 6% de la población había sido vacunada en el momento de redactar este informe. Para 2024, las economías en desarrollo (excluyendo a China) habrán caído un 5,5% por debajo del crecimiento del PIB previsto antes de la pandemia, mientras que las economías avanzadas lo habrán superado en un 0,9%, lo que aumentará la brecha de ingresos a nivel mundial.

La divergencia mundial resultante creará tensiones -dentro y fuera de las fronteras- que corren el riesgo de agravar los efectos en cascada de la pandemia y complicar la coordinación necesaria para hacer frente a los retos comunes, como el fortalecimiento de la acción climática, la mejora de la seguridad digital, el restablecimiento de los medios de vida y la cohesión social y la gestión de la competencia en el espacio.

El Informe sobre Riesgos Mundiales 2022 presenta los resultados de la última Encuesta de Percepción de Riesgos Mundiales (EPGR), seguida de un análisis de los principales riesgos derivados de las actuales tensiones económicas, sociales, medioambientales y tecnológicas.

Las percepciones de los riesgos globales ponen de relieve las preocupaciones sociales y medioambientales. Cuando a los consultados se les pide que hagan un balance de los dos últimos años, los encuestados de la EMCR perciben los riesgos sociales -en forma de «erosión de la cohesión social», «crisis de los medios de subsistencia» y «deterioro de la salud mental»- como los que más han empeorado desde el comienzo de la pandemia.

Sólo el 16% de los encuestados se siente positivo y optimista sobre las perspectivas del mundo, y sólo el 11% cree que la recuperación mundial se acelerará. En cambio, la mayoría de los encuestados espera que los próximos tres años se caractericen por una volatilidad constante y múltiples sorpresas o por trayectorias fracturadas que separarán a los ganadores y perdedores relativos. Para los próximos cinco años, los encuestados vuelven a señalar los riesgos sociales y medioambientales como los más preocupantes.

Los encuestados también señalaron las «crisis de la deuda» y los «enfrentamientos geoeconómicos» como los riesgos más graves para los próximos 10 años. Los riesgos tecnológicos -como la «desigualdad digital» y el «fracaso de la ciberseguridad»- son otras amenazas críticas a corto y medio plazo para el mundo según los encuestados de la GRPS, pero éstas retroceden en la clasificación hacia el largo plazo y ninguna aparece entre las más graves potencialmente, lo que indica un posible punto ciego en la percepción de los riesgos.

La encuesta GRPS 2021-2022 incluía una pregunta sobre los esfuerzos internacionales para mitigar los riesgos. La «inteligencia artificial», la «explotación del espacio», los «ciberataques transfronterizos y la desinformación» y la «migración y los refugiados» son las áreas en las que la mayoría de los encuestados creen que el estado actual de los esfuerzos de mitigación de riesgos no está a la altura del desafío, es decir, los esfuerzos «no se han iniciado» o están en «desarrollo temprano». Mientras tanto, en el caso de la «facilitación del comercio», la «delincuencia internacional» y las «armas de destrucción masiva», una gran mayoría percibe que los esfuerzos de mitigación de riesgos están «establecidos» o son «eficaces».

Recuperación económica

El texto señala que las perspectivas siguen siendo débiles: en el momento de redactar este informe, se esperaba que la economía mundial fuera un 2,3% más pequeña en 2024 de lo que habría sido sin la pandemia. El aumento de los precios de las materias primas, la inflación y la deuda son riesgos emergentes.

Además, con un nuevo repunte de los casos de COVID-19 hacia finales de 2021, la pandemia sigue ahogando la capacidad de los países para facilitar una recuperación sostenida. Las repercusiones económicas de la pandemia se suman a los desequilibrios del mercado laboral, el proteccionismo y el aumento de las brechas digitales, educativas y de competencias que corren el riesgo de dividir el mundo en trayectorias divergentes.

En algunos países, el rápido despliegue de las vacunas, el éxito de las transformaciones digitales y las nuevas oportunidades de crecimiento podrían significar una vuelta a las tendencias anteriores a la pandemia a corto plazo y la posibilidad de una perspectiva más resistente en un horizonte más largo. Sin embargo, muchos otros países se verán frenados por las bajas tasas de vacunación, la continua y aguda presión sobre los sistemas sanitarios, las brechas digitales y el estancamiento de los mercados laborales.

Medioambiente

La adopción de políticas medioambientales apresuradas también tendrá consecuencias imprevistas para la naturaleza -todavía se desconocen los riesgos derivados del despliegue de tecnologías biotécnicas y de geoingeniería no probadas-, mientras que la falta de apoyo público a las transiciones en el uso del suelo o a los nuevos sistemas de precios creará complicaciones políticas que ralentizarán aún más la acción.

Una transición que no tenga en cuenta las implicaciones sociales exacerbará las desigualdades dentro de los países y entre ellos, aumentando las fricciones geopolíticas. La creciente dependencia digital intensificará las ciberamenazas. La creciente dependencia de los sistemas digitales -intensificada por COVID-19- ha alterado las sociedades.

Digitalización y ciberseguridad

En los últimos 18 meses, las industrias han experimentado una rápida digitalización, los trabajadores han pasado a trabajar a distancia cuando es posible, y han proliferado las plataformas y los dispositivos que facilitan este cambio.

Al mismo tiempo, las amenazas a la ciberseguridad están creciendo -en 2020, los ataques de malware y ransomware aumentaron un 358% y un 435%, respectivamente- y están superando la capacidad de las sociedades para prevenirlas o responder a ellas con eficacia. La reducción de las barreras de entrada para los actores de las ciberamenazas, los métodos de ataque más agresivos, la escasez de profesionales de la ciberseguridad y los mecanismos de gobernanza de parches están agravando el riesgo.

Los ataques a sistemas grandes y estratégicos tendrán consecuencias físicas en cascada en toda la sociedad, mientras que la prevención implicará inevitablemente mayores costes. Los riesgos intangibles -como la desinformación, el fraude y la falta de seguridad digital- también afectarán a la confianza del público en los sistemas digitales. El aumento de las ciberamenazas también dificultará la cooperación entre los Estados si los gobiernos continúan siguiendo caminos unilaterales para controlar los riesgos.

A medida que los ataques sean más graves y tengan mayor repercusión, aumentarán las tensiones ya agudas entre los gobiernos afectados por la ciberdelincuencia y los gobiernos cómplices en su comisión, ya que la ciberseguridad se convertirá en otra cuña para la divergencia -en lugar de la cooperación- entre los Estados-nación.

Migración

Las barreras a la movilidad corren el riesgo de agravar la inseguridad mundial La creciente inseguridad resultante de las dificultades económicas, la intensificación de los efectos del cambio climático y la inestabilidad política ya están obligando a millones de personas a abandonar sus hogares en busca de un futuro mejor en el extranjero. La «migración involuntaria» es una de las principales preocupaciones a largo plazo de los encuestados del GRPS, mientras que el 60% de ellos considera que la «migración y los refugiados» es un área en la que los esfuerzos internacionales de mitigación «no han comenzado» o están en «desarrollo temprano».

Desempleo

En el momento de redactar este informe, Estados Unidos se enfrentaba a más de 11 millones de puestos de trabajo sin cubrir en general y la Unión Europea tenía un déficit de 400.000 conductores sólo en el sector del transporte por carretera. En los casos más extremos, las crisis humanitarias se agravarán, ya que los grupos vulnerables no tienen más remedio que embarcarse en viajes más peligrosos.

Las presiones migratorias también exacerbarán las tensiones internacionales, ya que se utiliza cada vez más como instrumento geopolítico. Los gobiernos de los países de destino tendrán que gestionar las relaciones diplomáticas y el escepticismo de los inmigrantes entre sus poblaciones.

Basura espacial

Las oportunidades en el espacio podrían verse limitadas por las fricciones. Aunque el ser humano lleva décadas explorando el espacio, en los últimos años se ha producido un aumento de la actividad, que no sólo ha creado nuevas oportunidades, sino que también ha señalado un nuevo ámbito de riesgo, sobre todo con la creciente militarización y armamento en este ámbito.

Los nuevos participantes en el mercado de los satélites comerciales están perturbando la influencia tradicional de los titulares sobre el patrimonio espacial mundial en la prestación de servicios por satélite, en particular las comunicaciones relacionadas con Internet. Un mayor número y variedad de actores que operan en el espacio podría generar fricciones si la exploración y la explotación del espacio no se gestionan de forma responsable.

Con una gobernanza mundial limitada y obsoleta para regular el espacio junto con políticas nacionales divergentes, los riesgos se intensifican. Una de las consecuencias de la aceleración de la actividad espacial es un mayor riesgo de colisiones que podrían provocar la proliferación de desechos espaciales y afectar a las órbitas que albergan infraestructuras para sistemas clave en la Tierra, dañar valiosos equipos espaciales o desencadenar tensiones internacionales.

Las limitadas herramientas de gobernanza aumentan la probabilidad de que la actividad espacial agrave las tensiones geopolíticas, y las recientes pruebas de armamento en el espacio ponen de manifiesto estos riesgos. El aumento de la actividad espacial también podría provocar impactos ambientales desconocidos o elevar los costes de bienes públicos como la vigilancia meteorológica o del cambio climático. El segundo año de la pandemia arroja luz sobre la resiliencia En 2021, los países desplegaron nuevos mecanismos para responder a una crisis de salud pública con características cambiantes, lo que provocó tanto éxitos como fracasos.