Expertos aseguran que las algas pueden ser el nuevo combustible ecológico

El combustible generado con algas proviene a partir del uso de la energía solar y CO2 que se encuentra a su alrededor, para su proceso de fotosíntesis que, durante su crecimiento, las algas acumulan grasa y es a partir de esta grasa que el combustible está hecho. Las algas no compiten con el alimento humano, por agua y superficies cultivables.

Según explica en su publicación Avatar Energía, su explotación es mucho menos contaminante y toman de 20 a 30 veces menos de espacio en comparación a otros cultivos. Por lo que se considera que el cultivo de algas con fines energéticos es otra avenida estudiada para el sector de la energía de biomasa.

Como tales, las algas se consideran biocombustibles de tercera generación, después de semillas oleaginosas (actualmente comercializadas) y biocombustibles a base de madera, paja y hojas. Estas plantas marinas de antigüedad apuntan ser una buena fuente de energía con muchas ventajas.

Las algas también contienen cantidades significativas de lípidos que son posibles transformarlos en biocombustibles, ya sea biodiesel, biometano o bioetanol. Una hectárea de algas podría producir hasta 60,000 litros de petróleo por año contra 6.000 litros por hectárea de palma.

A diferencia de otros cultivos que se aprovechan para generar biocombustible, las algas no sirven para alimentar a la población. Producen un combustible de muy buen nivel, casi listo para la combustión y se las puede cultivar en áreas que son inapropiadas para la actividad agrícola, como los desiertos. Una de las características principal y atractiva del combustible de algas es que pueden producirse utilizando solución salina y aguas residuales.

Son biodegradables y relativamente inofensivo en caso de un derrame en el entorno natural. Sin embargo, su producción aún no está del todo desarrollada. Se estima que hay entre 200,000 y un millón de especies de algas en el mundo. Lo cual, representa una gran diversidad biológica y responde a una gran adaptabilidad natural.

El rendimiento de las algas es significativamente mayor que la de las plantas terrestres. Ya que son organismos unicelulares; su crecimiento en suspensión en un medio acuoso les permite un mejor acceso a los recursos: agua, CO2 y minerales.

Un equipo de científicos e ingenieros franceses, diseñó y desarrolló el primer «proceso acelerado de conversión de energía» que permite valorizar las emisiones industriales de CO2 en un aceite de calidad, similar al aceite fósil.

¿Cuál es el proceso al que se someten las algas para producir combustible?

El proceso inicia con el cultivo de microalgas extremadamente concentrado y expuestos a la energía solar. Las algas se encuentran conservadas en múltiples cilindros transparentes con agua donde las células se reproducen masivamente.

En un lapso de tiempo de 48 años; proceso que naturalmente requiere de muchísimos años. A partir de un 1 ml, se pueden cosechar aproximadamente 500 millones de algas de 2 a 4 micras.

Para alimentar estas plantas se requiere de luz solar para el proceso de fotosíntesis y Dióxido de carbono (CO2). El CO2 se recupera a través de tuberías y se integra para se puedan multiplicar. El concentrado vegetal se filtra para eliminar el agua y los omegas 3.

Posteriormente se seleccionan o eligen las algas que contengan más grasa. La biomasa resultante se convierte en aceite artificial producto del craqueo térmico. Es decir, se someten a un proceso químico (el cual quiebra las moléculas para generar compuestos más simples) de alta temperaturas y presión. Este aceite, funciona como un hidrocarburo clásico y tiene el mismo poder calorífico que el carbón.

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