El presidente de EEUU, Joe Biden emitió una orden ejecutiva para abordar la competencia en el transporte marítimo, recurriendo a la Comisión Federal Marítima (FMC) para tomar todas las medidas posibles para proteger a los exportadores estadounidenses de los altos costos impuestos por los transportistas marítimos y tomar medidas enérgicas contra los injustos e irrazonables honorarios, incluidos los cargos por detención y estadía.
El mes pasado, la Casa Blanca también anunció la creación de un grupo de trabajo sobre interrupciones de la cadena de suministro. Dirigido por los secretarios de comercio, transporte y agricultura, el grupo de trabajo tiene como objetivo reunir a las partes interesadas «para diagnosticar problemas y soluciones emergentes, grandes y pequeñas, públicas o privadas, que podrían ayudar a aliviar los cuellos de botella y las limitaciones de suministro«.
El Congreso también debatirá los problemas de envío. Dos miembros del Comité de Infraestructura y Transporte de la Cámara de Representantes redactaron un proyecto de ley bipartidista que podría ver enmendada la Ley de Transporte Marítimo de los Estados Unidos cuando se someta a votación.
El nuevo proyecto de ley, creado a raíz de una ola de ira entre los exportadores agrícolas estadounidenses, prohibirá a los transportistas rechazar todas las reservas de carga para exportaciones. También requerirá que los revestimientos incluyan una declaración de cumplimiento con las regulaciones de la Ley de envíos. También se le pedirá a la FMC que publique todos los hallazgos de certificaciones falsas por parte de los transportistas marítimos, así como también le dará a la FMC una mayor fuerza para garantizar que los exportadores estadounidenses no sean rechazados por los transportistas.
Los transportistas han tratado de restar importancia a la postura política estadounidense. El World Shipping Council, el grupo de presión de transporte marítimo con sede en Washington DC, ha argumentado que la demanda normalizada, no la regulación, resolverá los problemas de la cadena de suministro que han atormentado a los transportistas durante todo el año.
“Hay una falta de capacidad de trenes y camiones, los almacenes están llenos y los puertos están a punto de estallar”, observó la WSC en un comunicado.
“Esto no es culpa de ningún actor de la cadena de suministro. Las cadenas de suministro simplemente no pueden manejar de manera eficiente este aumento extremo de la demanda, lo que resulta en retrasos, interrupciones y escasez de capacidad que se sienten en toda la cadena», comentaron.
Otras naciones, incluidas China, Vietnam y Corea del Sur, también han considerado abordar los altos costos de envío durante el año pasado.
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